Días Extraños
- Israel Santiago
- 15 abr 2017
- 3 Min. de lectura
El vendedor de sueños
Así es como se define Lenny Nero (Ralph Fiennes) como un vendedor de sueños hechos realidad, cualquier fantasía la pondrá al alcance de sus ilegales compradores gracias a la tecnología SQUID creada en un principio por el F.B.I con fines bien distintos, pero eso sí, el hombre no quiere saber nada de muertes reales o lo que se conoce actualmente como “Snuff Movies”.

James Cameron escribió y produjo esta película para que la dirigiera la que por entonces era su mujer, la directora Kathryn Bigelow. Era 1995 y una serie de agitados eventos acaecidos en EE. UU le dieron la idea para crear un ambiente caótico y constantemente lleno de disturbios que sirven de escenario para la futurista y casi premonitoria historia que se nos cuenta.
Digo casi premonitoria porque el ex policía interpretado por Ralph Fiennes mercadea ilícitamente con unos discos grabados por unos dispositivos que usan una tecnología muy parecida a la realidad virtual que está llamando a nuestras puertas, solo que en esta ocasión no son gafas sino una especie de “casco de electrodos” que se pone en la cabeza y permite vivir experiencias en tiempo real como por ejemplo tu propio asesinato y el placer intenso que siente con tu dolor tu propio asesino. Sí, ya se, un poco retorcido viniendo del creador de Avatar.

Lo cierto es que dicha tecnología también se puede usar para revivir experiencias gratificantes y placenteras de un pasado mejor que es lo que hace de forma permanente el bueno de Lenny quien es incapaz de superar la ruptura de la relación que mantuvo con Faith Justin (una joven y atractiva Juliette Lewis)
Si bien es cierto que la historia es original en su planteamiento no lo es tanto en su desarrollo pues asistiremos a momentos previsibles, otros que se reiteran, muchos que tienen una resolución infantil para un asunto tan serio y demasiados que caen en lo típico y mil veces visto.
Al ya mencionado Ralph Fiennes le acompaña en el reparto una solvente Angela Basset y un Tom Sizemore que luce una de las pelucas peor hechas que jamás se hayan visto.

El film careció en su momento de ningún tipo de alabanzas por parte de crítica y público, pero hoy en día está considerado un “film de culto” y se ha revalorizado notablemente, cosa más extraña que los días a los que se refiere su título porque ni me gustó entonces ni me gusta ahora que la he vuelto a ver. La considero excesivamente larga, repetitiva, tópica y estruendosa de principio a fin, no soporto su banda sonora y como he referido anteriormente muchas escenas son resueltas de forma incoherente y hasta pueril. No es de recibo que alguien que debe de estar traumatizado por la experiencia que acaba de vivir se preocupe de que la corbata o camisa haga juego con sus ojos...¡¡por favor!
Quizás debería aplicarme lo que dice en un momento dado el personaje de Tom Sizemore …” Lo importante no es estar paranoico, sino si se está lo bastante paranoico”.
No obstante, para gustos están los helados y pizzas y también el arte y espectáculo y como la peli tiene su sitio en la historia le he querido dedicar este artículo, sin ir más lejos ganó los premios Saturno 1996 a la mejor directora (Kathryn Bigelow) y a la mejor actriz (Angela Bassett).
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