The Knick
- Israel Santiago
- 9 abr 2017
- 3 Min. de lectura
"Luces y sombras de la medicina"

Donde quiera que el arte de la medicina es amado, también hay un amor a la humanidad. Esta lapidaria frase pronunciada por el que pasó a ser conocido como "Padre de la Medicina", el griego Hipócrates, deberían aplicársela algunos de los profesionales que integran la plantilla laboral de The Knickerborker, un hospital del Nueva York de principios del siglo XX que acoge a todo un mosaico de personajes carentes de cualquier atisbo de ética y honradez.
El director de la serie, el magnífico Steven Sorderberg, responsable de numerosos éxitos en la gran pantalla y ganador del Oscar en el año 2000 por Traffic, retrata magistralmente una sociedad que sirve de escenario al que será el epicentro de las numerosas tramas de las que seremos testigos; he Knick, nombre con el que será conocido el referido hospital

Estamos en una época de contrastes donde se alternan una ciencia médica en pañales y mostrada con asombroso realismo en numerosas escenas de cirugía con el derroche de talento del inventor Edison por ejemplo que si bien no aparece su personaje sí que se deja constancia del impacto que causaron sus creaciones.
Y si os hablo de contrastes no puedo dejar de mencionar los más crueles de todos; El Clasismo y el Racismo. No sé qué pensaría el ilustre Hipócrates al ver el desprecio e indiferencia con la que son tratados aquellos pacientes pertenecientes a los estratos sociales más bajos y que le es negada cualquier tipo de atención médica bien por ser pobres o bien por ser negros.
Pero allí donde existan demonios siempre se deja caer algún que otro ángel y el que más brilla de todos es Cornellia, hija del dueño del hospital, que además de ejercer labores altruistas se atreve a cometer la osadía de recomendar a un médico de innegable talento, pero...¡¡Negro! ¡Que se jodan los racistas!! Perdón, me he dejado llevar.

El reparto raya a un gran nivel, tenemos personajes de todo tipo, monjas poco convencionales, conductores de ambulancia que cobran comisiones por cadáveres entregados, eminentes médicos que coquetean con la eugenesia (os invito a que descubráis lo que es viendo la serie) pero por encima de todos y en el papel de su vida, brilla con luz propia un extraordinario Clive Owen que hace historia con su composición del Dr. John "Thack" Thackery, un personaje que vive entregado a su profesión y que desea constantemente innovar, progresar y superar cualquier obstáculo con el que se encuentra la medicina pero, por desgracia para él y todos sus posibles pacientes, tiene un lado oscuro que le hará conocer un infierno poco conocido en aquéllos años y hará estragos en el personaje pero le hace alcanzar la gloria al interprete.

Sería imperdonable terminar este articulo sin mencionar a los artífices de esta maravillosa serie y que responden a los nombres de Jack Amiel y Michael Begler, unos auténticos genios que también ejercen de productores, para ellos el mayor de mis elogios.
Un dato de lo más revelador y que seguro agradeceréis es conocer que tanto el hospital como el Dr. Zackery existieron de verdad; El Knickerbocker Hospital de Nueva York se fundó en 1862 y cerró sus puertas en 1979. John Thackery, se inspira en la figura de William Stewart Halsted, un innovador médico de principios de siglo.
Para finalizar mi artículo solo me queda pediros que valoréis lo afortunados que somos de vivir en una época y un país en los cuales además de disfrutar de avances ni siquiera soñados por el Dr. Zackery, la asistencia sanitaria es accesible para cualquier raza y clase social y si alguno de los que me leéis sois médicos o tenéis la intención de serlo, por favor, llevar a la práctica la siguiente cita; El buen médico trata la enfermedad; el gran médico trata al paciente que tiene la enfermedad.-William Osler.

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